Aprende a trabajar el storytelling para escribir historias memorables que generen cambios en tu audiencia.
¿Qué tienen en común Martin Luther King Jr, la Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela o Ghandi?
Todos ellos aprovecharon el poder de las historias para que su discurso fuese memorable.
Porque sabían que, como seres humanos, no podemos resistirnos a una buena historia.
Es algo demostrado. Un hecho.
Desde hace más de 100.000 millones de años la especie humana ha salido adelante a través de las historias.
Desde las primeras pinturas rupestres, a las culturas y sociedades”ganadoras” (ya sabes que la historia la han contado los ganadores), los imperios,… todo lo que sabemos hoy se ha transmitido en forma de historia.
Como especie, nuestro cerebro está diseñado para que salte una alarma y se encienda la actividad neuronal cuando escucha una historia.
¿Cómo podemos utilizar las historias en nuestro día a día? ¿Y para qué?
Para vender más, para enganchar a la audiencia a la que te diriges con un anuncio, para cautivar a tus clientes y que recuerden tu producto o servicio, etc.
Para todo ello y mucho más, el storytelling es un arma indispensable.
Porque la mejor forma de hacer que una información llegue, cale y se recuerde es a través de una historia.
Un Aló, copywriter que es una tremenda clase de Storytelling
Si quieres profundizar más en un tema tan apasionante y necesario para mejorar tus prestaciones como copywriter, te recomiendo la entrevista que hice a César Castro, y que puedes ver íntegra aquí.
En ella, este profesional del storytelling estratégico, nos cuenta cómo enseña a CEO´s, directivos, empresarios y emprendedores a cautivar a su audiencia y mejorar sus habilidades comunicativas gracias a las historias.
En el mundo corporativo, los gerentes y altos ejecutivos que quieren implementar algún cambio cultural, organizacional o de transformación digital, tienen la necesidad de aprender cómo comunicar mejor.
A la hora de comunicar hay que lograr despertar en el receptor emoción y entusiasmo si quieres generar un cambio.
Cuando tú comunicas un mensaje a tu cliente o cuando escribes un anuncio también estás tratando de conseguir en los receptores de tu copy un cambio.
Los grandes líderes de la historia de la humanidad como Martin Luther King Jr., la Madre Teresa, Mandela o Gandhi fueron personajes inspiradores que generaron cambios en su audiencia.
Además de buenos comunicadores eran excelentes contadores de historias.
No solo para generar cercanía y conexión, sino para persuadir a la audiencia de la necesidad de un cambio.
Del mismo modo que ellos tú como profesional tienes que elaborar día a día para ti mismo o para tus clientes mensajes que se recuerden en el tiempo, que capten la atención del público, que influyan.
¿Y cómo se consigue esto? A través de la emoción.
Para influir en la acción, para generar cambios en las personas, la información debe ir acompañada de una historia que genere emoción.
Los seres humanos no cambian su conducta solo por recibir cierta información, solo cambiamos cuando nos impacta y nos genera emoción. Esa es la clave para contar historias que despierten un verdadero cambio en los lectores.
Si los seres humanos solo necesitáramos información para cambiar nuestra conducta nadie fumaría, bebería, etc.
Para que esta información realmente se recuerde, se asimile y genere una modificación de la conducta debe lograr emocionar, ¿lo pillas?
Y con estos “vicios” el marketing lo ha tenido clarísimo a lo largo de la historia vendiendo un estilo de vida o un personaje muy masculino como el vaquero de Marlboro.
Tienes información del producto y emoción. Estos dos elementos se conectan a través de la historia. La historia es el vehículo, el pegamento para conectar historia y emoción.
Aprendiendo cómo descubrir una fuente eterna de historias y a enganchar con ellas
Si quieres acabar con el bloqueo en tu ámbito profesional para contar tu historia o de encontrar las adecuadas para enganchar y persuadir, hazte un favor a ti mism@ y sigue leyendo los siguientes párrafos.
Voy a decirlo clarinete: A contar historias se enseña mal. Y punto.
Fuera de coña, en ninguna escuela de negocios, carrera o formación de marketing e incluso publicidad o periodismo se enseña a contar historias.
Al menos historias capaces de persuadir y enganchar.
Además, hemos asimilado malamente lo que es una buena historia. El cine tiene gran parte de culpa, porque a menudo nos ha mostrado historias sensacionales.
Miles de millones de historias de cómo alguien sobrevive a un accidente de avión, tiene que cortarse un miembro para salvar la vida o saltar de un edificio en llamas.
Todo esto, incluso llevar un anillo al Monte del Destino y tirarlo en un mar de lava son historias sensacionales.
Estas historias están muy bien para entretener, hacerte desconectar, etc. Sobre todo si se trata de grandes producciones cinematográficas.
Pero a la hora de enganchar en un discurso, en una carta de ventas, un email o un anuncio, debes tener clara una clave indispensable.
Para ser exitoso con tus historias, para enganchar y persuadir, NO necesitas historias sensacionales.
¡BOOM!
(¿Cómo te has quedado?)
Incluso pueden llegar a ser contraproducentes. (Badaboom).
Piénsalo.
Sobrevivir a un accidente, presenciar una situación límite que te permite convertirte en alguien muy conocido son situaciones con las que difícilmente puedes generar una historia capaz de enganchar emocionalmente a la audiencia porque a ellos nunca les ha pasado nada similar.
Cómo hacer que una historia enganche más que la droja
Lo más importante para que una historia tenga éxito es que sea simple y sincera, no sensacional.
Si tienes una historia sensacional, perfecto, siempre podrás sacarle partido de una u otra forma.
Pero las historias simples y sinceras son las que hacen que la gente se sienta identificada.
¿Por qué? Agárrate que aquí va otro gran BADABOOM.
Porque la gente, tu audiencia (un cliente, un alumno, un prospecto) lo que quiere no es escuchar la historia que tú le cuentas, sino su propia historia a través de la tuya.
¿Lo entiendes?
A través de la historia que tú cuentas, el receptor del discurso, la carta o lo que sea, asimila su propia historia. Se convierte inconsciente y automáticamente en protagonista.
Nuevamente, es algo humano, una condición psicológica de nuestra especie.
Cuando vas andando por la calle tú eres el protagonista. La única realidad que percibes es la tuya y el 98% del día estás pensando en ti mismo.
Entonces, ¿cómo logro cautivarte con una historia y engancharte?
Cuando cuento tu historia a través de mi historia. Una historia espejo.
La gente quiere escuchar su propia historia a través de las que tú les cuentes.
“Eso me pasa a mí también” ese es el clic que tienes que buscar con las historias que uses para persuadir, enganchar o captar la atención.
Y cuando digo tu historia, me refiero a las historias que tú escojas para contar, no a la tuya propia en concreto, al menos en un principio.
Una vez que has influido, has aportado valor, has cautivado, la audiencia sí querrá saber de tu propia historia para ver en qué puntos pueden encontrar similitudes, pero una vez ya se ha creado la conexión.
“Esto también te ha pasado a ti” Es el perfecto anclaje, para que la gente recuerde la historia y la solución que le propusiste.
Aumentas la posibilidad de que tu mensaje sea recordado más de 20 veces cuando cuentas la información con una historia con la que ellos se puedan sentir identificados.
Las historias en el storytelling estratégico
Cuando cuentes una historia asegúrate de que la solución es lo que aprendió el protagonista.
El aprendizaje es cómo eso que aprendió el protagonista se aplica al caso de tu audiencia en concreto.
Cuando usas una historia que les emociona, como un vehículo para ofrecer a la audiencia un aprendizaje útil para ellos, que van a poder aplicar en su vida y les va a ayudar de manera inmediata, ahí es cuando esa historia es realmente memorable.
Solo así se puede generar un verdadero impacto, un cambio en el marco de pensamiento del receptor del mensaje.
Si quieres seguir aprendiendo sobre historias y cómo convertirlas en el mejor vehículo para persuadir a tu audiencia, te recomiendo que te suscribas a mi newsletter atípica.
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